Reseña sin Spoilers importantes.
Es la satisfactoria conclusión de la trilogía del Capitán
América.
Lo que no es, es una adaptación verbatim de la historia
Civil War como ocurre en los cómics y esto es algo que podría hacer que muchos “fans”
se sientan desilusionados, pero de esto nunca se trató el proyecto.
La cinta es en su núcleo una historia sobre Steve Rogers y
las circunstancias que lo rodean son solamente obstáculos que debe anteponer
para lograr sus muy claros propósitos. Salvar a su amigo Bucky Barnes y detener
los planes de Zemo.
En términos de consecuencias trascendentales, los tratados
de Sakovia nunca suenan tan amenazadores como el Acto de Registro Superhumano
de los cómics. El documento de la cinta solamente hace mención de las
actividades de los Avengers al exterior, siendo monitoreadas y sancionadas por
un grupo de representantes de las Naciones Unidas, lo cual suena completamente
valido.
Jamás se hace mención a otros posibles meta humanos (o
inhumanos) ni se condonan otras acciones que no tengan que ver estrictamente
con los Vengadores. Sin embargo Steve tiene un punto muy válido, alguna vez una
organización existió que supuestamente sería la rectora de todas estas acciones
(SHIELD) y esa organización fue corrompida desde el interior por HYDRA. Nada
existe en función que pueda impedir algo similar con este grupo de la ONU,
atenerse a sus órdenes bien podría significar un daño futuro irreparable y eso
es algo que el mismo Tony Stark debería prever, pero que no hace.
En el pasado, las actitudes de Tony Stark enmarcadas por la
brillante actuación de Robert Downey Jr. Lo han convertido en un personaje en
quien podemos identificarnos, pues siempre resulta divertido y gracioso a pesar
de las acciones que suceden a su alrededor. Sin embargo Tony en Civil War
resulta un personaje conflictuado, triste. Sus acciones y su raciocinio parecen
nublados por una gran sensación de culpa y remordimiento.
Ante todo, es el conflicto entre estos dos personajes lo que
mantiene a la película (y a la audiencia) invertidos en la historia, se trata
del resultado de años invertidos en crear un universo, en conocer a estos individuos
desde sus inicios, haberlos visto pelear codo a codo y ahora verlos en lados
opuestos de lo que cada quien considera lo correcto.
Sin embargo la pelea de Steve va más allá de los tratados, o
de los Vengadores, su problema radica en haber encontrado por fin a su amigo de
la infancia y que ahora debe hacer lo posible por sacarlo de una red de
conspiración concebida con el único objetivo de fragmentar la confianza dentro de
nuestros héroes.
Y en ese sentido, la película funciona, sin llegar a los
niveles de la segunda parte (Winter Soldier), esta película es inteligente al
balancear todos los sucesos y aun así darle suficiente tiempo a cada uno de los
personajes de resaltar, de ser humanos y tridimensionales, algo en lo que
ciertamente fallan radicalmente las películas de Warner.
A pesar de requerir de algunos saltos de fe y de que el plan
de Zemo se sustenta enteramente en una serie de coincidencias, la película
funciona en varios niveles. Las actuaciones son sólidas, Marvel tiene muy bien
definido a Steve Rogers y han desarrollado un mundo en el que puede interactuar
con otras amenazas y aun así permanecer humano y centrado, definitivamente el
Capitán América es el corazón del universo cinematográfico de Marvel.
Los efectos visuales son sobresalientes, tanto Ant-Man como
Spider-Man brillan con su habitual sentido del humor, lo único que me hubiera
gustado es un Tony Stark menos abatido, pero supongo que era necesario hacerlo
ver como el villano o el menos centrado del grupo para poder creer en el
conflicto.
Es una muy sólida conclusión a la que a mi parecer es la
mejor trilogía fílmica basada en cómics jamás creada.
9 de 10.